
Nunca vi tu rostro, pero me sonreíste.
Nunca vi tus ojos, pero me miraste.
Cual vino tinto, dulce, de ti me diste:
de tus labios, suavidades y mansas carnosidades;
de tu piel y de tu aroma de mujer.
Fuiste un caramelo, un perfume, un sol: un ángel.
Fuiste como el mar, como la luna.
Una suave brisa y un tornado.
Un manantial de amor aterciopelado.
Una muñeca con nalgas de corazón.
Un sediento y generoso, corazón acalorado.
Nos rendimos amor y permiso, para negarnos un perdón.
Al final un beso, una rosa, un te quiero y un gracias.
Y te guardaste mi corazón.
1 comentario:
...Cuanto te extrañan mis ojos, desde que no pueden verte! como han sufrido mis labios! por no volver a besarte! todo mi cuerpo reclama, poder de nuevo abrazarte!...
Publicar un comentario